Alfredo Urdaci, ex-director of TVE, and the boss of Letizia, during her anchorwoman days, has released a new book, where he makes a series of statements about the Princess, among other things.
"La Razon Digital" has a part of this book available in:
http://www.larazon.es/noticias/noti_rep32298.htm
For those who can read Spanish, I'll just put here the paragraphs, where he speaks of Letizia:
«En la casa sólo había una persona que sabía con detalle cuál era la situación sentimental de la presentadora de la segunda edición de las noticias, y esa persona le guardó el secreto hasta el último día. Estaba a punto de salir a la escena para presentar su último telediario. Un barrunto le decía que no habría más. Yo sabía que la próxima vez que viera unos focos, Letizia Ortiz sería otra, su vida habría cambiado, y sobre todo, que la percepción que tendríamos de ella sería radicalmente diferente. Desde esa tarde, la frase que más ha repetido ante sus antiguos compañeros de televisión es:
No os olvidéis de mí»
«La primera vez que Letizia fue como periodista de TVE a los premios (Príncipe de Asturias) fue en octubre de 2002. Ya para entonces conocía al Príncipe. En efecto, un mes antes, en septiembre de ese año, habían coincidido en casa de Pedro Erquicia, en el transcurso de una fiesta a la que el Príncipe había sido invitado para celebrar el cumpleaños de Pedro. Letizia apareció en aquel ático por casualidad, como acompañante de Manolo Rubio, un realizador amigo de Pedro, que estaba invitado a la fiesta y que le había dicho a Letizia que no le apetecía presentarse solo y que si le quería acompañar. Ninguno de los dos sabía que Felipe de Borbón estaría en aquel ático. Durante la fiesta, entre el salón y la terraza, Felipe y Letizia hablaron de casas y mudanzas. Los dos acababan de estrenar domicilio: el Príncipe vivía ya en su nueva residencia en el complejo de la Zarzuela y Letizia, divorciada desde hacía algo más de un año, estaba poniendo casa en un piso de Moratalaz. Un mes más tarde Letizia viajó a Asturias para seguir el desarrollo de la ceremonia de entrega de los premios [...] Aquel año el Príncipe volvió a saludar a todos (el equipo de TVE), y posó para una foto en la que destaca por su altura entre un enorme grupo de trabajadores con su acreditación colgada del cuello. En la imagen tomada por los fotógrafos de la casa, Letizia está en el extremo derecho de la foto, vestida con un jersey de cuello vuelto de color gris, con la mirada perdida en algún punto indeterminado, ausente de la escena. Alguien, extrañado por su actitud y por su posición extrema, alejada de don Felipe le preguntó:
¿Qué pasa que no quieres salir en la foto con el Príncipe?. Ella no respondió».
«Cuando Letizia supo que su destino en la próxima temporada podía ser la segunda edición del telediario el compromiso con el Príncipe era ya una realidad sólida conocida sólo por ellos dos. Quizá por eso ella me dio a entender que "La 2 Noticias" podía ser también un lugar interesante para trabajar. Es muy probable que a esas alturas ella ya pensara en términos de interés para su futura función como esposa del Príncipe, y prefiriera estar alejada de un escaparate más comprometido, más observado y más sujeto a polémicas y controversias. [...] Por tanto, aquellos que piensan que todo obedecía a un plan diseñado desde la Zarzuela se equivocan [...] No hubo plan ni diseño, y Letizia Ortiz se sentó en la silla del Telediario sólo porque tenía las cualidades y los méritos suficientes para hacerlo, porque se lo ganó con su trabajo y porque se lo merecía; en ese sentido no le debe nada a nadie, porque a ella, durante el tiempo que estuvo en TVE se le exigió tanto como a los demás. Tampoco es cierto, por tanto, que yo me opusiera a ese plan, toda vez que era el autor del mismo, y entre mis desajustes todavía no ha llegado la hora de la esquizofrenia [...] Letizia sabía que mi intención era preparar el relevo, y ella estaba destinada a ser la presentadora del Telediario segunda edición a partir de septiembre de 2004, con permiso de Caffarel y Llorente».
«Había llegado en el verano de 2000, y había ingresado como contratada sin negociar lo que iba a ganar. Después de aceptar su presencia en el Telediario, creyó con justicia que había llegado el momento de reclamar un aumento de salario [...] Y ese aumento se le prometió, con efectos desde su primer día ante las cámaras. La cantidad que iba a cobrar por trabajar todo el día y presentar, además del Telediario, todo aquello que se le pidiera, provocaría la risa incrédula de los que trabajan en similares condiciones en las televisiones privadas, pero la pública, chicos, es así. Y también lenta, porque Letizia tendría que ser una princesa prometida para llegar a ver esa promesa en euros [...] El día que se anunció su enlace con el Príncipe de Asturias, los papeles con su nuevo contrato y su nuevo sueldo no estaban firmados. El lunes por la mañana, los encargados de la burocracia llegaron puntuales a sus despachos y alborotaron a las secretarias, que debían tramitar con toda urgencia un papel que llevaba el nombre de la que iba a ser la esposa del Príncipe. A veces hay que ponerse muy serio y anunciar una boda para que las cosas funcionen.[...] Letizia comenzó esos días, en su habitación de un ala de la Zarzuela, la escritura de un diario donde intentaba poner orden a todas las cosas que le estaban pasando. [...] El 4 de diciembre Cristina Alcaine [...] le invitó a cenar junto a otras compañeras en su casa, en un chalé cercano a Torrespaña. [...] A medianoche llamaron a la puerta. [...] Cuando abrió la puerta se encontró con dos metros de Príncipe que sostenía una enorme tarta Sacher. El Príncipe se presentó con estas palabras:
Hola, soy el postre [...] No es difícil imaginar los nervios, el alboroto y el desconcierto. Hubo un momento en que la anfitriona y todos sus invitados se encontraron en la cocina sin saber qué hacer mientras el Príncipe y Letizia charlaban en el salón. La fiesta terminó tarde y en un ambiente mucho más relajado».
«El paso de Letizia por TVE no fue un camino de rosas. Quien no ha trabajado en la redacción de una televisión no conoce el grado de vanidad que anida entre algunos profesionales y las guerras que la ambición despierta entre quienes pueden acceder a uno de los puestos de pantalla [...] Su primer verano en
Informe Semanal transcurrió tranquilo [...]. Después pasa a hacer los avances de la mañana y las sustituciones del Telediario primera edición. Es ahí donde despertó las primeras suspicacias. Ana Blanco [...] sintió que su sitio estaba amenazado por la nueva presencia. Letizia se comportó con discreción, sin provocar heridas, sin levantar ampollas. Pero la tensión cuando coincidían en maquillaje o en peluquería, se palpaba y era tan evidente que provocó la sorpresa entre las profesionales que trabajan en esos departamentos. El malestar de Blanco estalló en plena guerra de Iraq cuando a Letizia Ortiz se le encargó que presentara un programa monográfico todos los días, de lunes a viernes, a las dos y media de la tarde [...]. Cuando Ana Blanco se enteró de que Letizia sería la encargada de presentar esos programas, estalló. Los primeros en escuchar sus comentarios airados fueron los responsables de la edición. Minutos más tarde subía a mi despacho para intentar forzar una marcha atrás en una decisión que no tenía vuelta de hoja. "A esa chica la estáis pagando un máster", fueron sus palabras y su único argumento. "El mismo máster que se te pagó a ti cuando llegaste a esta casa desde
Los 40 Principales”, fue la respuesta. Blanco, una mujer muy insegura en lo personal pero capaz de un férreo autocontrol cuando se asoma a la pantalla, se tranquilizó cuando le aseguré que el hecho de que Letizia presentara el programa no significaba nada más, ni encerraba segundas intenciones para el futuro. Desde hacía meses, en una casa en la que el rumor es el azúcar o el arsénico con el que se endulzan o envenenan todos los cafés, Ana venía escuchando voces que insistían en que Ortiz había llegado para quitarle su puesto en el Telediario».
«Yo dije una vez que la naturaleza nos ofrece una profesional como ella cada diez años y algunos se enfadaron. Lo repito para que quede constancia de que lo sigo pensando, desde el conocimiento sobre quién y cómo es la Princesa, y también, por supuesto, desde mi subjetividad. Creo, sin embargo, que me equivoqué en un detalle. Creo que habrá que esperar mucho tiempo más que una década».