LOS QUEBRADEROS DE CABEZA DEL REY: LA GUERRA, EL REBROTE NACIONALISTA Y CASAR AL PRÍNCIPE
Las personas que se mueven en el entorno del Rey, sobre todo amigos personales que lo tratan en el ámbito privado, comentan que si alguien sintió alivio por el fin de la guerra de Iraq fue don Juan Carlos, después de haber vivido en silencio pero con honda preocupación las movilizaciones en la calle contra la posición del Gobierno Aznar respecto al conflicto bélico.
No tanto porque en aquellas manifestaciones, como en la posterior del Primero de Mayo, reaparecieran de pronto banderas republicanas, como a veces se ha insinuado, sino por la tensión que le causaba contemplar la fractura entre gobernantes y gobernados sin poder manifestar públicamente la posición de la Corona, mientras ciertos sectores se lo exigían.
Esas personas allegadas a la Familia Real explican que, alejado el foco de la tensión que desencadenó las movilizaciones ciudadanas de marzo y abril, un segundo motivo de inquietud en el Palacio de la Zarzuela es un cierto rebrote de los nacionalismos, expresado en los tres proyectos que otros tantos partidos políticos guardan en la recámara política para modificar la legalidad vigente en función de sus respectivas aspiraciones. La información elaborada en Zarzuela entiende que los dos de Cataluña (el de CiU y el del PSC) son “de acomodación constitucional”, mientras que el del País Vasco (el del PNV, más conocido como `Plan Ibarretxe´) es “rupturista”.
Una tercera preocupación prioritaria del Rey es la que viene a resumir el quehacer de la nueva etapa atribuido al equipo que, encabezado por Alberto Aza, ha sustituido en Zarzuela a Rafael Almansa, Ortega Spottorno y Asunción Valdés. Primero, casar al Príncipe. Y segundo, asegurar un heredero directo para la Corona de España.

Las personas que se mueven en el entorno del Rey, sobre todo amigos personales que lo tratan en el ámbito privado, comentan que si alguien sintió alivio por el fin de la guerra de Iraq fue don Juan Carlos, después de haber vivido en silencio pero con honda preocupación las movilizaciones en la calle contra la posición del Gobierno Aznar respecto al conflicto bélico.
No tanto porque en aquellas manifestaciones, como en la posterior del Primero de Mayo, reaparecieran de pronto banderas republicanas, como a veces se ha insinuado, sino por la tensión que le causaba contemplar la fractura entre gobernantes y gobernados sin poder manifestar públicamente la posición de la Corona, mientras ciertos sectores se lo exigían.
Esas personas allegadas a la Familia Real explican que, alejado el foco de la tensión que desencadenó las movilizaciones ciudadanas de marzo y abril, un segundo motivo de inquietud en el Palacio de la Zarzuela es un cierto rebrote de los nacionalismos, expresado en los tres proyectos que otros tantos partidos políticos guardan en la recámara política para modificar la legalidad vigente en función de sus respectivas aspiraciones. La información elaborada en Zarzuela entiende que los dos de Cataluña (el de CiU y el del PSC) son “de acomodación constitucional”, mientras que el del País Vasco (el del PNV, más conocido como `Plan Ibarretxe´) es “rupturista”.
Una tercera preocupación prioritaria del Rey es la que viene a resumir el quehacer de la nueva etapa atribuido al equipo que, encabezado por Alberto Aza, ha sustituido en Zarzuela a Rafael Almansa, Ortega Spottorno y Asunción Valdés. Primero, casar al Príncipe. Y segundo, asegurar un heredero directo para la Corona de España.