from casareal.es
Felipe's speech at the inauguration of the Forum of the Institute of Foreign trade of Spain.
Muchas gracias, en primer lugar, por las amables palabras de bienvenida que nos acaba de dedicar el Ministro en funciones de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, así como por las interesantes reflexiones con las que, tanto él, como el Secretario de Estado de Turismo y Comercio de España, nos han querido ilustrar sobre la actual dimensión y el enorme potencial de futuro que encierran las relaciones económicas hispano-brasileñas.
Hace dos días que la Princesa y yo llegamos a Brasil para realizar la que constituye nuestra primera visita oficial a un país iberoamericano. Sentimos una gran alegría por estar en este admirable país y conocer más de cerca su apasionante realidad, por contemplar sus indudables avances y acercarnos a la incuestionable pujanza que otorga a este país unas posibilidades enormes de obtener un futuro brillante. Estamos aquí con una misión concreta. El propósito de esta visita no es otro que el de contribuir a reforzar la amistad bilateral, respaldar el entendimiento mutuo y potenciar las privilegiadas relaciones que ligan a nuestros dos países en todas sus ricas y múltiples facetas, tanto institucionales, económicas, como culturales o de cooperación.
España y Brasil son dos grandes países, estrechamente unidos por historia y cultura, con dos importantes lenguas hermanas. En los últimos años han logrado dotar a sus relaciones de un nuevo dinamismo, sólidos proyectos y realidades particularmente esperanzadoras, incluyendo nuestra común pertenencia a la Comunidad Iberoamericana de Naciones. Una fértil relación que vive en la actualidad uno de sus momentos más intensos. Y en esa nueva perspectiva que ofrecen las relaciones hispano-brasileñas, la economía, el comercio y las inversiones ocupan, sin duda, un lugar de primer orden.
De ahí que sea un hecho muy significativo, además de un honor para la Princesa y para mí poder iniciar nuestra estancia en São Paulo, sin duda una de las ciudades más emblemáticas del continente, con la inauguración de este Foro de Inversiones en el que participan un número importante de empresarios de ambos países.
Debe subrayarse que, en menos de una década, Brasil se ha convertido en un socio de incuestionable valor estratégico para España en la región.
Aún recuerdo mi última estancia en noviembre de 1996 en esta pujante ciudad de Sao Paulo, uno de los mayores centros comerciales y financieros de toda Iberoamérica, para inaugurar una gran feria industrial y tecnológica española bajo el nombre de "Expotecnia".
Precisamente en esta última década, casi se ha triplicado el valor de nuestro flujos comerciales bilaterales, al tiempo que han crecido en volumen y se han modernizado y diversificado sus contenidos. Brasil se ha convertido así en el primer proveedor de productos a España y en nuestro segundo mercado de exportación en el conjunto de Iberoamérica. Unas realidades que confirman la importancia que tiene Brasil para España como socio comercial preferente en toda la región y uno de nuestros principales clientes fuera de la Unión Europea.
Pero es, sin duda, en la faceta inversora donde esas transformaciones se han desarrollado de forma especialmente intensa. Partiendo de un punto de partida prácticamente testimonial, en la última década el conjunto de las inversiones españolas acumuladas se ha multiplicado nada menos que por cien, hasta superar un total de 26.000 millones de dólares, lo que ha convertido a España en el segundo inversor extranjero en Brasil. Esta es una posición que nos honra, al tiempo que llena de estímulo y de responsabilidad a nuestros empresarios. Demuestra hasta que punto resulta atractiva la economía brasileña por su admirable dinamismo, peso específico a escala internacional y potencial de futuro.
Hoy las empresas españolas, con una vocación continua de servicio a sus clientes, están presentes en prácticamente todos los sectores de la actividad económica de Brasil. Y en muchos casos mantienen una relación directa con la vida cotidiana de los ciudadanos brasileños, ya sea en materia de telecomunicaciones, servicios bancarios, suministro de gas o electricidad, o incluso en el ámbito del ocio.
Creo muy oportuno y necesario subrayar el firme compromiso que estas empresas han demostrado tener con respecto al presente y futuro de Brasil. Un compromiso palpable a través de su contribución a la creación de riqueza, inversión en la continua mejora de servicios, creación de empleos y despliegue de una notable acción social. En suma, contribuyen al bienestar de las familias brasileñas y al desarrollo de Brasil. Y eso, evidentemente, es bueno no sólo para Brasil sino también para España y sobre todo para iberoamérica. La experiencia demuestra que están en la buena senda y quiero animar a nuestras empresas a seguir en ella, por el bien de todos.
Señoras y Señores,
Brasil se halla en un momento vital de su desarrollo económico y social, en la senda del crecimiento sostenido y de la integración social. Su consolidada democracia, su apuesta por la modernización y la apertura económica han dado frutos palpables.
Los españoles hemos vivido un proceso similar. Conocemos las dificultades que plantea. Pero también sabemos las grandes oportunidades y ventajas que abre en términos de bienestar y prosperidad. Por ello, no podemos sino animar a los brasileños a perseverar en su ambición de compartir su progreso con toda la sociedad y ofrecerles todo nuestro apoyo a sus proyectos y anhelos de mejora.
Entre dichos objetivos, cabe destacar la decidida apuesta en materia de educación, una de las principales armas para la reducción de la pobreza y desigualdades sociales, abriendo oportunidades para todos.
Es asimismo digno de elogio el continuo empeño por modernizar los diversos sectores productivos, por hacerlos más competitivos mientras se integran con confianza en el contexto de una economía internacional cada día más exigente. Unas metas que permitirán ofrecer más empleo y prosperidad a un número mayor de ciudadanos.
Señoras y señores,
Estas son las estrategias que han merecido a Brasil la confianza de la comunidad internacional. A medida que se fortalece su economía y su cohesión social, Brasil -que ya es la duodécima economía mundial por su volumen de producción- está llamado a ocupar cotas cada vez mayores de peso, presencia y protagonismo a escala internacional. Y España quiere ser un socio preferente en esta andadura.
Al afirmar que hoy nuestros dos países están ligados por una relación privilegiada y estratégica, no estamos vertiendo una afirmación retórica, sino fácilmente demostrable con hechos concretos. La organización de este evento es, sin duda, uno de ellos.
Aquí se encuentran representadas cerca de 80 empresas españolas de los más diversos sectores productivos, dispuestas a apostar por este país y afrontar retos y oportunidades de forma conjunta.
Concluyo mis palabras con la esperanza de que esta apuesta fructifique en nuevos proyectos concretos de carácter empresarial que nos permitan seguir construyendo y estrechando, aún más si cabe, las relaciones hispano-brasileñas y nuestra condición de "parceiros".
Muchas gracias y mucho éxito.