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Originally Posted by bct88
I thought she was Greek Orthodox and not Catholic Orthodox. She was the daughter of the King, and the King was Greek Orthodox, right?
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La princesa Sofía, un año menor que él y a quien había conocido en un crucero en 1954, era hija de los reyes de Grecia, Pablo I y Federica, y profesaba por aquel entonces la religión cristiana ortodoxa.
A los intereses de Franco y a los de los reyes griegos, que querían asumir el protagonismo, al igual que la iglesia ortodoxa, se sumaron los del Vaticano, que deseaba que la ceremonia se celebrara según los cánones católicos. Juan de Borbón, el padre de Juan Carlos, que años después renunciaría a sus derechos dinásticos en favor de su hijo, consideraba por su parte que el matrimonio debía ser competencia exclusiva de la familia real española.
Los desencuentros fueron tales, que el 11 de marzo de 1962, cuando se supone que Juan Carlos llegaría a Atenas, Sofía acude al aeropuerto y rompe a llorar al percatarse de que su prometido no iba en el avión. «En el entorno de su futuro esposo se había decidido aplazar el viaje», escribe Fernando Rayón, autor del libro «La boda de Juan Carlos y Sofía: claves y secretos de un enlace histórico» (Editorial La Esfera de los Libros).
¿Que había ocurrido? La razón era tan simple a primera vista como espinosa a la segunda: En medio de una batalla diplomático habían surgido diferencias sobre el reparto de las invitaciones para las distintas ceremonias, que competían entre sí por ser la más vistosa.
Y es que, para que cada quien quedara satisfecho, se decidió llevar a cabo nada menos cuatro bodas: una católica, una ortodoxa, una civil para el registro español y otra civil para el registro griego. Los invitados se pasaron aquella mañana del 14 de mayo en Atenas corriendo de una iglesia a otra. En el templo católico de San Dionisio, en una ceremonia sobria de 45 minutos que no fue transmitida por televisión y a la que no asistieron las autoridades griegas, Sofía se convertía en princesa española, una vez pronunciado el «ne thélo» (sí, quiero en griego).
Tras pasar por el Palacio Real para firmar el acta matrimonial española, la ceremonia, esta vez de 60 minutos, transmitida por la televisión y con todas las autoridades griegas presentes, se repitió en la catedral de la Anunciación de Santa María. Juan Carlos incluso bailó la danza de Isaías. Le siguió una nueva firma, esta vez del acta matrimonial griega, otra vez en el Palacio Real.
Dentro de todo, los jóvenes esposos habían tenido suerte. Al frente del Vaticano estaba entonces Juan XXIII, el «Papa bueno», un hombre tolerante que consintió que el matrimonio fuera mixto y que Sofía se convirtiera a la fe católica después del enlace. «De no ser así, me juego la Corona», había advertido Federica de Grecia, la madre de Sofía. Además, los recién casados compensaron tanta tensión: Su luna de miel duró cuatro meses. Uno por cada ceremonia, se podría decir. Aun así, Rayón está convencido de que «todo se pudo ir al garete en más de una ocasión. Fue quizá la decisión y visión de futuro de Don Juan Carlos y Doña Sofía lo que al final salvó la nave».